La inflación de 19702-73 fue un shock de oferta, un shock de oferta negativo para ser específicos. Debido a los elevados precios del petróleo, el coste de producción de casi todo aumentó considerablemente.
Como era la primera vez que se producía un choque de estas características a gran escala, la mayoría de las veces no se entendió y se utilizaron las herramientas tradicionales de política a corto plazo, es decir, la política monetaria fácil y el estímulo fiscal. Lo que ocurrió en realidad fue que, al ser el petróleo una parte tan esencial de la producción, no sólo se vio afectada la producción a corto plazo, sino también la producción a largo plazo o la propia producción potencial, y debería haberse revisado. Debido a un diagnóstico y una respuesta política incorrectos, la inflación se incrustó en las expectativas a largo plazo y, por tanto, entró en una espiral.
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