Te respondo a la segunda pregunta: depende de para qué sirva la caridad.
Hay dos tipos:
i) De emergencia (es decir, para responder a catástrofes medioambientales o sociales, donde actúa un poco como una póliza de seguro); ii) Desarrollo (es decir, cuando la intención es subvencionar algo que falta en la economía local);
La falta de seguros es, sin duda, un problema para las personas que pierden sus casas y sus medios de vida a causa de una catástrofe. Tus donaciones pueden llegar lejos.
En cuanto a la ayuda al desarrollo:
"Encontramos pocas pruebas de una sólida correlación positiva entre la ayuda y el crecimiento", escriben dos ex economistas del FMI, Raghuram Rajan, que dejó de ser economista jefe del FMI a finales de 2006, y Arvind Subramanian, que dejó el FMI este año.
"Una de las cuestiones más duraderas e importantes en economía es si la ayuda exterior ayuda a los países a crecer... Hay un imperativo moral en esta cuestión: es una parodia que tantos países sigan siendo pobres si una transferencia relativamente pequeña de recursos de los países ricos pudiera encaminarlos hacia el crecimiento ... Pero si no hay pruebas claras de que la ayuda impulsa el crecimiento, entonces repartir más dinero tiene poco sentido", concluyen.
Hago algo más al declarar que la caridad equivale al dumping comercial . Al reducir artificialmente el coste real de un bien concreto, se garantiza que no habrá inversión local en ese bien. La ropa gratis para África ha destruido la industria textil local. La gratuidad de los médicos ha hecho que haya más médicos africanos en Nueva York que en toda África.
Así que decida a qué va su caridad: ¿a las emergencias o al desarrollo? Luego decida lo que se puede permitir. Pero tu primera inversión debe ser siempre en ti mismo. Si al hacer uso de esa inversión puedes beneficiar a la economía y mantener a otras personas de tu entorno empleadas y productivas, conseguirás mucho más.