Imagine una economía con un solo bien, los tomates, y tres personas, el prestamista, el prestatario y el propietario. El propietario posee todos los tomates. El prestamista posee todo el dinero. Y el Prestatario no posee nada. Si el prestamista no presta dinero al prestatario y el prestamista no compra tomates, el precio de los tomates es 0, ya que no hay demanda. Si el prestamista presta dinero al prestatario y éste lo utiliza para comprar tomates, el precio de los tomates aumentará: la inflación.
Entonces, ¿en qué se diferencia esta situación de la que se daría si el Prestamista comprara los tomates él mismo en lugar de prestarle dinero al Prestatario? En primer lugar, el Prestamista no suele estar en la misma situación que el Prestatario: es menos probable que el dinero que posee el Prestamista se gaste inmediatamente que si lo tuviera el Prestatario y, por tanto, la velocidad de ese dinero será diferente; al fin y al cabo, el Prestatario probablemente está pidiendo prestado por una razón. En segundo lugar, a menudo, debido a la banca de reserva fraccionaria, la cantidad prestada al Prestatario es mayor que la que el Prestamista tiene en reserva: en otras palabras, se crea más crédito y si hay más crédito persiguiendo un número fijo de bienes, se producirá un aumento de precios.