En nuestra línea de trabajo vendemos dos cosas:
- Nuestro trabajo (en su totalidad) y los derechos de autor, O
- El derecho a utilizar la obra (una licencia), y conservar los derechos de autor.
Utilizamos el primer enfoque cuando es poco probable que podamos comercializar la misma obra a otros interesados debido a su carácter único. Lo entregamos. El cliente puede utilizarlo o tirarlo por el retrete. Nos pagan en una proporción de 1:1 por nuestro tiempo frente al producto del trabajo, y el cliente es el dueño. No asumimos más riesgo que el de no cobrar por nuestro tiempo.
Utilizamos el segundo enfoque cuando es mucho más probable que podamos comercializar el mismo trabajo a otras partes interesadas. (Piensa en Itunes, o en las tiendas de aplicaciones, o incluso en el "viejo" negocio de la música). Apostamos por repartir nuestro coste de producción entre muchísimos compradores. Si podemos ganar más que nuestro coste de producción, es estupendo, pero el mero hecho de alcanzar el equilibrio es un gran logro. A menudo, con este enfoque, asumimos todo el riesgo (en otras palabras, trabajamos gratis) y ganamos dinero sólo a través de las licencias.
No creo que ningún cliente esté dispuesto a pagarte el coste total del desarrollo Y la licencia que vas a ofrecer a otras partes también (es decir, a los competidores del cliente).
Tendrá que decidir si esta oportunidad es su apuesta segura antes de pensar en un planteamiento de licencia, porque puede acabar perdiendo la camisa en el proceso.