Existe una enorme literatura económica que estudia las incoherencias temporales en la toma de decisiones y que constata sistemáticamente que los individuos toman decisiones sesgadas por el presente en diversos contextos: no ahorramos lo suficiente para la jubilación, procrastinamos en el trabajo, invertimos demasiado poco en nuestro capital humano, bebemos y comemos demasiado, hacemos demasiado poco ejercicio, etc. En nuestra profesión está ampliamente aceptado que los seres humanos se distraen de sus objetivos a largo plazo por sus impulsos a corto plazo.
Al mismo tiempo, un tema importante en la filosofía y la literatura (que se remonta a la filosofía griega) es nuestra incapacidad para disfrutar del momento presente. Según este punto de vista, soñamos constantemente con futuros placeres imaginarios y somos incapaces de satisfacernos con nuestra situación presente. Un ejemplo arquetípico es el de alguien que siempre sacrifica el presente por un objetivo a medio plazo (graduarse, ganar dinero, comprar una casa, conseguir la titularidad, ...), que siempre cree que disfrutará de la vida una vez alcanzado el objetivo pero que siempre encuentra un siguiente paso, y que se da cuenta de ello demasiado tarde. En la terminología económica, las decisiones más importantes de esta persona (el equilibrio entre la vida laboral y personal, por ejemplo) están en realidad orientadas al futuro.
Soy consciente de que ambos fenómenos son difíciles de comparar, ya que el primero está ampliamente documentado cuantitativamente, mientras que el segundo es más especulativo. Pero me llama la atención que nuestra visión de las compensaciones intertemporales sea tan dramáticamente diferente de lo que piensan los filósofos y los psicólogos.
¿Hay algún intento en economía de conciliar ambos puntos de vista? Por ejemplo, ¿conocen algún estudio que constate que las personas están predispuestas al futuro? Cualquier referencia o pensamiento sobre este tema sería muy apreciado. Gracias.