Bajo Mao el gobierno chino era una economía planificada, los precios eran fijados por el partido, no por el mercado libre. Los precios de compra de los productos agrícolas, lo que el gobierno pagaba a los agricultores, eran más bajos que los precios al consumidor de los mismos productos, lo que el gobierno obtenía de la venta de los productos a los consumidores. La diferencia de precios se convierte en ingresos del Estado. El aumento de la diferencia entre ambos precios se asemeja a la apertura de unas tijeras, de ahí su nombre.