La optimización de la cartera depende en gran medida de la estimación de los momentos (y, por tanto, tiene una enorme incertidumbre de estimación).
Aunque es útil para comparar y analizar las diferentes estrategias existentes, creo que los profesionales se están orientando más hacia el uso de carteras de factores para las propias estrategias (por ejemplo, Fama-French). También porque se ha demostrado que la explotación de estas anomalías es bastante persistente y relativamente rentable.
Para dar un ejemplo de la incertidumbre de la estimación que va unida a la optimización de la cartera, una simple regresión de Markowitz enchufable sobre el S&P 500 (1997-2006) utilizando el método delta arroja un peso de w=0,5 y un error estándar de 0,4. Así pues, la estimación dice que deberíamos invertir la mitad de nuestra cartera en el activo de riesgo (S&P 500), con una desviación estándar de 0,4. Puede imaginarse que un intervalo de confianza del 95% oscilaría entre no invertir nada en el mercado e invertirlo todo. Entonces, ¿qué es realmente óptimo? La incertidumbre de la estimación puede mejorarse utilizando métodos de contracción, pero ya se entiende.
Otra desventaja de esta optimización de la cartera es que no capta realmente las anomalías como pueden hacerlo los modelos de factores. Por supuesto, es posible combinar la optimización de las ponderaciones con los resultados de los modelos de factores para "obtener lo mejor de ambos mundos".
Además, la mayoría de los modelos de optimización de carteras no pueden superar la cartera 1/N fuera de muestra. Incluso si superan el índice de referencia, suelen tener costes de transacción que deben corregirse. Después de la corrección, volverá a comprobar que los modelos son bastante inútiles y que es mejor invertir en la cartera 1/N. Como he dicho antes, esto no es cierto para las anomalías transversales. Se ha demostrado en numerosas ocasiones que varios modelos de factores y variables predictivas funcionan bastante bien. Véase, por ejemplo, Fama y French (2008), Campbell y Thompson (2008) y Goyal y Welch (2008).
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La optimización de la cartera depende en gran medida de la estimación de los momentos. Aunque es útil para comparar y analizar diferentes estrategias, creo que los profesionales se están moviendo más hacia el uso de carteras de factores para las propias estrategias (por ejemplo, Fama-French). Esto se debe a que se ha demostrado que la explotación de dichas anomalías es bastante persistente y relativamente rentable.
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Además de lo que ha dicho @Jean-Paul, cuando se construye una cartera se desea utilizar una metodología que sea robusta, persistente en todos los mercados, con menores costes (menor rotación), etc. Por ejemplo, el modelo de varianza media te da una formulación sobre cómo ponderar la cartera (no qué acciones elegir), pero la mayoría de la gente sólo pondera por capitalización bursátil porque para una baja rotación (se reponen)
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¿Podría especificar a qué tipo de construcción de cartera se refiere? ¿Multiactivos? Acciones ? ¿Derivados? ¿Renta fija? Creo que el criterio del profesional cambiará mucho dependiendo de la clase de activos de la que hable.