Lo ideal es que el contrato no sólo contemple la frecuencia de las facturas, sino también el modo y el momento de pago por parte del cliente y los recargos por demora. La parte de los recargos por demora está ahí para protegerte exactamente de este escenario. Tu contrato dice que debes cobrar cada dos semanas. Si tu cliente incumple este acuerdo más allá de un plazo razonable Eso es cosa de ellos.
Has observado que la empresa tiene un documento en el que se explica que los contratistas suelen cobrar al cabo de un mes, pero ese es un detalle que deberían haber resuelto cuando firmaron un contrato contigo. Siga su contrato en este caso.
Así que su cliente ha decidido no responderle. Esto sucede, pero es importante darse cuenta de que es posible que tu cliente haya mirado tu correo electrónico y simplemente se haya olvidado. Asumir una buena intención para empezar es una buena idea para mantener una relación comercial amistosa. Así pues, dicho esto, enviarles otro recordatorio , destacando potencialmente que usted tiene un acuerdo de pago de tasas por demora que ellos firmaron y que deberá ser pagado después de que haya pasado un tiempo determinado desde el aviso de su factura.
Si tu cliente decide seguir ignorándote después de unos cuantos recordatorios a lo largo de un par de días, es una señal de que las cosas podrían empezar a volverse legales. Asegúrate de documentar todo el trabajo que has hecho hasta ese momento y toda la comunicación entre tú y el cliente. Esto es para reforzar tu caso en caso de que tengas que llevarle a un tribunal de reclamaciones de menor cuantía. Ponte en contacto con el cliente a través de otras plataformas, ya sea en forma de llamada telefónica, mensajes de texto, diversas redes sociales... Tienes que conseguir que respondan de alguna manera. No tengas miedo de ser molesto en este punto. Como autónomo, tener que recurrir a cuestiones legales no es lo ideal, ya que puede reducir seriamente el tiempo que tienes disponible para dedicar a otros proyectos y puede suponer un coste decente.
Si ha pasado un tiempo considerable desde que el cliente ha ignorado tu primera factura y tus frecuentes intentos de contactar con él, lamentablemente ha llegado el momento de hablar con un abogado. No es lo ideal, ya que demandar a tu cliente debería ser el último recurso, pero desgraciadamente es necesario en la fase en la que te están ignorando tanto.
Habla con tu abogado (lo ideal es que tengas uno que te asesore jurídicamente) y proporciónale toda la documentación que has reunido. Pídele que se ponga en contacto con tu cliente por ti. Hablando por experiencia, es un poco cómico lo rápido que se obtienen resultados una vez que el que contacta con tu cliente es un abogado en tu nombre. Si ese intento de contacto no funciona, es de esperar que su abogado sepa cuál es la mejor manera de seguir adelante con una demanda. La evolución de su caso a partir de aquí depende de su asesor jurídico.