Pero, al mismo tiempo, un tipo de interés bajo puede significar que los prestamistas no estén muy dispuestos a conceder préstamos. Por ejemplo, la gente no encontraría ninguna utilidad en mantener el dinero en efectivo en cuentas bancarias que ofrecen bajos tipos de interés. Esto puede hacer que disminuyan los préstamos y, por tanto, la inversión.
Esto no es del todo cierto. La rentabilidad de los bancos y su disposición a prestar dependen del margen de intermediación. Es la diferencia entre el tipo de interés de los depósitos o de los fondos federales y el interés de los préstamos que conceden.
Por ejemplo, un banco estaría mucho más contento de prestar a un tipo de interés del 3% cuando el tipo de los fondos federales o el tipo de los depósitos es del 0% que de prestar cuando el tipo de interés es del 20% pero el tipo de los fondos federales o el tipo de los depósitos es del 19,5%, ya que obtienen más beneficios con el tipo más bajo y un mayor margen de intermediación.
Lo que hace el interés bajo es desalentar la oferta de ahorro, aunque incluso aquí la decisión depende más del tipo de interés real que del nominal. No obstante, los bancos siempre podrían obtener sus fondos de la Reserva Federal, por lo que, a menos que la Reserva Federal decida no proporcionar amplias reservas, en principio podrían seguir prestando todo lo que quisieran.
Si es así, ¿por qué se considera que una r.i.n. baja es buena para el crecimiento económico?
En realidad puede considerarse que es malo para el crecimiento, pero es por su efecto en la concentración del mercado y la productividad de las empresas, no por los límites de los préstamos. Por ejemplo, Liu et al 2022 mostrar eso:
un descenso de los tipos de interés a largo plazo puede provocar una respuesta de inversión más fuerte por parte de los líderes del mercado en relación con los seguidores del mismo, lo que conduce a mercados más concentrados, mayores beneficios y un menor crecimiento de la productividad agregada. Este efecto estratégico de los tipos de interés más bajos sobre la concentración del mercado implica que el crecimiento de la productividad agregada disminuye a medida que el tipo de interés se acerca a cero.
Además, Bikker & Vervliet (2017) argumentan que los bajos tipos de interés promueven una excesiva asunción de riesgos, lo que es claramente perjudicial para la estabilidad macroeconómica.
Los tipos de interés bajos pueden estimular la actividad económica a corto plazo, pero el crecimiento económico a largo plazo depende del ritmo de crecimiento de la productividad de los distintos factores.