He venido a responder de nuevo a esta pregunta porque me parece que he omitido puntos importantes.
Las escuelas no presentan la típica función de producción. Son empresas multiproducto con varios insumos con diversos grados de sustituibilidad y complementariedad. Los diferentes productos (como el capital humano, la salud de los estudiantes y las habilidades socioemocionales) no son necesariamente antagónicos, sino que compiten por los recursos de la escuela y es probable que haya múltiples equilibrios, dada la gran cantidad de insumos y los múltiples productos.
Una característica importante de la función de producción de una escuela es que los clientes son un aspecto central de la tecnología de la empresa. Los estudiantes no son sólo clientes, sino que son insumos y cada uno de ellos tiene una productividad marginal única y variable en el tiempo. Esto implica que las escuelas privadas deben cobrar a los estudiantes diferentes matrículas, en algunos casos ofrecer becas completas o incluso pagar estudiantes para asistir a la escuela. Un buen estudiante, a través de los efectos de los compañeros, puede aliviar la demanda de insumos de la escuela, especialmente para los profesores y los asistentes técnicos.
Así que, sí, tienes razón. Las estrategias habituales de fijación de precios utilizadas en la "teoría tradicional del productor" no son precisamente adecuadas para estudiar la "organización industrial de las escuelas". Debido a (i) la variedad de sustituibilidad y complementariedad de los insumos, (ii) la tecnología de los insumos del cliente y (iii) la presencia de varios productos.
Algunas escuelas, por ejemplo, se centran en el nicho de mercado de los padres "conscientes" y dedican más recursos a las habilidades socioemocionales. Otros apuestan por el clásico "aquí educamos a genios".
Winston (1996) es una buena referencia sobre este tema.
Espero haber aclarado un poco las cosas.
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