La razón principal responde a la pregunta "¿cuál es la diferencia entre economía normativa y positiva?". Con el enfoque normativo, tenemos un punto de referencia de lo que "debería" ocurrir si todos cumpliéramos algunos supuestos teóricos. Según esta lógica, cualquier cosa que se observe en el mundo real que se desvíe de la norma teórica puede atribuirse a que sus supuestos no se cumplen en el mundo real (por ejemplo, los conceptos que asumen el equilibrio a largo plazo, etc.). En otras palabras, la teoría es buena si los supuestos son buenos, pero no se aplica en la realidad porque los supuestos no se cumplen.
Bueno, así es al menos como siempre hemos pensado hasta que alrededor de 1953 apareció el famoso libro de Milton Friedman "Ensayos de economía positiva", en el que argumentaba a grandes rasgos que los economistas deberían dejar de hacer suposiciones poco realistas porque la prueba de cualquier modelo económico científico debería basarse únicamente en si predice bien o no. Insinuaba que los supuestos erróneos también podían dar lugar a buenas teorías, siempre y cuando esas teorías tuvieran una sólida columna vertebral empírica. Así que rápidamente se produjo esta revolución epistemológica (dejaré que busquen a Karl Popper, etc.) en la que cambió nuestra base para juzgar las "buenas" teorías.
En lo que respecta a la economía conductual, hay que entender que partió de lugares diferentes. Por un lado, había quienes abogaban por relajar los supuestos de racionalidad (Herbert Simon consideraba que la racionalidad de los agentes era limitada) y tener en cuenta los sesgos cognitivos (Daniel Kahneman y Amos Tversky) en la teoría de la decisión (lo que en última instancia implica abandonar el marco de utilidad esperada de von Neumann y Morgernstern). Por otra parte, algunos autores utilizaron experimentos para poner a prueba las teorías económicas estándar y descubrieron que muchas hipótesis no coincidían con sus conclusiones.
Hay muchas más cosas que sucedieron, pero estas agendas distintas (cada una en una isla separada) crearon más y más interés hasta convertirse en ortodoxas ahora.Parte de por qué se convirtió en ortodoxa es porque ahora parece haber un buen cuerpo de modelos que tienen mejores predicciones.
Entonces, ¿debemos abandonar las teorías económicas estándar? ¡¡NO!! Porque, como ya he dicho, sólo somos parte de una revolución epistemológica. Esto no significa en ningún caso que estemos cerca de la verdad (prueba de ello es la reciente "crisis de la réplica"). Además, estos modelos económicos estándar no son falsos en sí mismos. Los datos empíricos siguen demostrando que pueden hacer predicciones exactas.
La cuestión es que, aunque sólo hiciéramos economía del comportamiento, a largo plazo nuestras teorías convergerían con lo que ya se ha demostrado utilizando modelos económicos estándar.
Por último, poder enseñar simultáneamente los modelos económicos estándar y la economía conductual llevaría demasiado tiempo para que un estudiante medio llegara a ser bueno en alguno de ellos; al intentar ser experto en ambos, uno se convierte en experto en nada.