El presupuesto implica tanto los gastos como los ingresos. En bastantes casos, por ejemplo, en las finanzas personales, se suele hablar de presupuesto más bien desde el punto de vista de los gastos, ya que los ingresos suelen ser fijos/conocidos [sobre todo el salario].
El presupuesto de explotación y el de capital se establecen por separado, ya que el presupuesto de explotación contempla los gastos cotidianos que suelen ser esenciales, los salarios de los empleados, el mantenimiento rutinario de las infraestructuras, etc. Los ingresos también están vinculados a esto. Todo ello se realiza dentro del mismo año.
En cambio, el presupuesto de capital se destina a la construcción de nuevas infraestructuras, por ejemplo, un nuevo puente u otros gastos importantes que se realizan a lo largo de varios años. Los ingresos de este tipo suelen estar vinculados de forma diferente e incluso pueden estar relacionados con la obtención de más fondos de otros organismos o préstamos.