¿Por qué unos límites de emisiones más estrictos provocan (no provocan) la pérdida de puestos de trabajo?
No conozco el mecanismo y los detalles exactos de la parafernalia de las emisiones, pero la preocupación del sector tiene mucho sentido. Unas normas más estrictas provocan o contribuyen a la pérdida de puestos de trabajo.
Una regulación más estricta de las emisiones conlleva una mayor probabilidad y/o magnitud de las multas y sanciones a las empresas incumplidoras. Para evitar esas sanciones, una empresa se verá obligada a gastar recursos adicionales para (1) sustituir tecnologías que, por lo demás, son perfectamente operativas, (2) centrarse en conocimientos técnicos que distraigan a esa industria de su actividad principal y (3) financiar los gastos derivados del aumento de los gastos generales. La cuestión es donde de esos recursos.
Los fabricantes de automóviles pueden optar por trasladar ese coste a los consumidores. Sin embargo, esa decisión, como es de esperar, hará que bajen las ventas, lo que provocará un exceso de capacidad laboral y, en consecuencia, despidos.
Otra posibilidad es que los fabricantes de automóviles decidan absorber los nuevos costes de cumplimiento y dejar el precio de los coches sin cambios. Pero la perspectiva de una reducción de los beneficios llevaría a los accionistas a vender sus acciones, lo que debilitaría la capacidad del fabricante de automóviles para cumplir sus obligaciones financieras. Para hacer frente a este desequilibrio (o evitar que se agrave), el fabricante de automóviles tiene que reducir los costes; y las alternativas fácilmente disponibles a tal efecto son los despidos y la congelación de las nuevas contrataciones.
Además, para los fabricantes de automóviles que dependen en gran medida de las exportaciones, el cumplimiento de una normativa más estricta tiende a dificultar su competitividad, especialmente con respecto a los fabricantes de automóviles de fuera de la UE, que no están sujetos a restricciones normativas similares. Así pues, los fabricantes de automóviles de la UE perderán cuota de mercado [internacional], lo que muy probablemente repercutirá en su capacidad e interés por conservar gran parte de su mano de obra.