Algo así ocurrió en 2008 con Volkswagen y de paso provocó que esa empresa se convirtiera por un día en la más valiosa del mundo ya que todos los vendedores en corto, al descubrir su situación se apresuraron a intentar cubrir sus posiciones.
En ese momento se sabía que Porsche había estado comprando acciones y había adquirido una participación del 35% en Volkswagen, el estado de Baja Sajonia era otro accionista importante, con un 20%. Una vez que Porsche alcanzó el 30% de la propiedad, debía hacer una oferta por toda la empresa, pero esa oferta había sido rechazada por los demás accionistas.
Los vendedores en corto examinaron las acciones y descubrieron que las acciones preferentes de Volkswagen que no tenían derecho a voto valían mucho menos que las acciones ordinarias con derecho a voto. Algunos decidieron intentar aprovechar esa diferencia de precios, ya que, en última instancia, las acciones preferentes conferían los mismos derechos de propiedad sobre la empresa y sus dividendos. La diferencia se debe a que Porsche sólo compró acciones ordinarias, ya que necesitaba los votos cuando presentó una oferta para adquirir la empresa.
Los vendedores en corto consiguieron vender el 12% de Volkswagen. En ese momento, Porsche reveló que había aumentado su participación en Volkswagen hasta el 42,6% y que, además, había comprado opciones sobre el 31,5% de las acciones restantes. Esto significaba que, entre Porsche y el estado de Baja Sajonia, poseían (o poseerían cuando se liquidaran las opciones) el 94,1% de Volkswagen. El problema para los vendedores en corto fue inmediatamente evidente, ya que necesitaban recomprar el 12% de Volkswagen para deshacer los cortos, cuando sólo había un 5,9% disponible. El precio de la acción se multiplicó por cinco cuando los vendedores en corto se apresuraron a comprar ese 5,9%.
Finalmente, Porsche vendió alrededor del 5% de la empresa, por lo que los vendedores a corto plazo pudieron liquidar, aunque sólo después de acumular 20.000 millones de dólares en pérdidas. Por otro lado, Porsche tenía que liquidar una enorme factura de opciones, que casi la llevó a la quiebra.
Así que, aunque Porsche nunca fue propietaria de más del 100% de Volkswagen, ellos y los vendedores a corto plazo sumaron más del 100% en cierto sentido.
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