Teniendo en cuenta que las empresas de tarjetas de crédito están obligadas a indicar si una tarjeta es emitida por un tercero o por un banco emisor, ¿hay algún incentivo para evitar este tipo de tarjetas y preferir las emitidas por la propia empresa principal?
¿Existen problemas de seguridad o de protección de los consumidores que merezcan ser tenidos en cuenta?
¿Esto dificulta la lucha contra las actividades fraudulentas?
¿Por qué iba a importarle a un consumidor si una tarjeta la proporciona o no un banco emisor?