A menudo, la elección de las curvas de descuento depende del contexto de los activos/pasivos que se valoran.
Los bancos, por ejemplo, que tienen valoraciones activas y precisas al segundo debido a las mesas de negociación activas que informan diariamente sobre el valor de mercado, deberían tener curvas más precisas, para que todas sus operaciones se valoren de forma coherente y no den lugar a lagunas sistemáticas con respecto a la información.
En Eurolandia, por ejemplo, los pasivos por pensiones se descuentan con una curva de "tipo final a plazo" (UFR) que establece un tipo constante mínimo al que descontar los pasivos. En este contexto, hay dos razones principales: reduce la volatilidad de las valoraciones prohibiendo el reajuste constante (lo que supondría más costes de transacción para los pensionistas) y también, dado el nivel actual de tipos bajos (y factores de descuento elevados), permite que todos los fondos de pensiones europeos eviten informar de niveles de capital peligrosamente bajos en comparación con el valor "real" de los pasivos.
La elección de las curvas de swaps en lugar de las curvas de bonos en Eurolandia tiene también dos ventajas importantes: 1) permite una valoración coherente de un país a otro, incluso cuando los GB de los respectivos países tienen niveles de rendimiento considerablemente diferentes, debido a la posición financiera de cada uno de ellos. 2) Las curvas de los swaps están bien definidas, son suaves y tienen un mercado activo, mientras que las curvas de los bonos de algunos países están escasamente pobladas y son algo irracionales debido a la naturaleza de ciertos bonos con determinados cupones, etc.