Tradicionalmente, las cooperativas de crédito no ofrecían muchas posibilidades de elección; se supone que se centran en una población específica, en lugar de tener una afiliación completamente abierta. Por lo general, se trataba de empleados de una empresa concreta y sus familiares directos. En la actualidad, muchas cooperativas de crédito han cambiado a un modelo "comunitario", pero aun así, en las cooperativas de crédito habrá menos opciones que en los bancos.
Probablemente podrías unirte a la CU de tu padre bajo su patrocinio. O puede que haya una asociada a tu nuevo empleador. O a tu alma mater. O a la de tu comunidad actual, o a la del lugar al que te mudes. Tendrás que hacer un poco de trabajo preliminar para averiguar cuáles son tus opciones.
Tenga en cuenta que una vez que son como miembro, puedes cambiar de trabajo o mudarte o lo que sea mientras conservas tu membresía. Yo sigo realizando operaciones bancarias en la cooperativa de crédito a la que me afilié cuando acepté mi primer trabajo, a pesar de estar a cuatro horas de distancia. Las operaciones bancarias por correo, por Internet, por cajero automático y por transferencia electrónica cubren la mayoría de mis necesidades. En los pocos casos en los que he necesitado un cheque bancario, he aprovechado la red de "sucursales compartidas", por la que las cooperativas participantes te permiten utilizar sus cajeros para realizar transacciones en otras cooperativas participantes (superando así en parte las limitaciones de tener sucursales propias limitadas).
En su mayor parte, las cooperativas de crédito son lo que solían ser los bancos: Instituciones de ahorro y préstamo. Su razón de ser es utilizar los ahorros de algunos socios para hacer préstamos a otros socios, y utilizar los intereses de los préstamos para pagar los intereses de los ahorros. Eso no significa necesariamente que tengan más probabilidades de aprobarte, o que puedan ofrecerte un mejor tipo de interés... pero significa que tienen más probabilidades de ser flexibles, y que a menudo es más agradable tratar con ellos. Recuerdan que su trabajo es servir a sus clientes, no maximizar los beneficios del banco.
Las cooperativas de crédito están aseguradas de la misma manera que los bancos, y lo último que supe es que su fondo de seguros estaba en mejor forma, ya que estaban menos involucrados en la crisis hipotecaria.
Al margen de las restricciones de afiliación, realmente se les puede tratar como un banco pequeño e inusualmente amigable.
Regla general: casi siempre vale la pena afiliarse a una cooperativa de crédito cuando se puede, ya que se puede llevar esa membresía con usted y le da otro recurso para trabajar. Si lo utiliza como su banco o prestamista principal es algo que puede decidir más adelante.
Pero, como digo, me afilié a dos cooperativas de crédito, dejé una 20 años más tarde, sigo haciendo la mayor parte de las operaciones bancarias con la otra... y aunque no obtuve mi hipoteca con ellas, ellas y una pequeña cuenta local (sobre todo para volcar las acumulaciones de calderilla) han satisfecho mis necesidades.