Podemos distinguir entre dos tipos de "subsidios salariales":
A) El gobierno paga a la empresa de parte de los salarios en el costo, generalmente de la seguridad social cuotas.
B) El gobierno paga a los empleados un aumento en su salario.
En el escenario de Una, suministro de mano de obra no se ve afectada, pero la demanda de trabajo desplaza hacia el exterior: la tendencia debe ser mayor empleo y mayor equilibrio de los salarios (por lo que finalmente más renta disponible para los trabajadores). Generalmente, lo que se observa es que el empleo se eleva (después de todo, por lo general, los programas están en condición de neta de nuevos puestos de trabajo en la creación de una empresa), pero los salarios no aumentan (es decir, las empresas no comparten la subvención con los empleados). Así que no hay mejoramiento del nivel de vida de los empleados.
En el escenario B, casa renta aumentará sin costo para las empresas. Así que ahora, los trabajadores saben que si el salario actual es de $w$, si son ellos recibirán $w+s$. Esto desplazará el suministro de mano de obra de la curva hacia afuera (porque ahora responde a $w+s$), mientras que el de la curva de demanda de trabajo se mantendrá sin cambios (que todavía responde a $w$ solamente). Esto tiende a resultar en un mayor nivel de empleo y menor de equilibrio de los salarios. Pero esto contradice (y, en parte o la totalidad de las compensaciones) el propósito de la medida, que es no aumentar el empleo, pero para aumentar el trabajador disponible de ingresos.
Así que en ambos casos, los subsidios salariales son más acerca de empleo, en lugar de los ingresos, mientras que el salario mínimo es claramente acerca de los ingresos y el nivel de vida de los empleados, incluso a pesar de que puede herir de empleo.
...y uno no puede evitar en estos asuntos una pizca de economía política y ciencia política (así como de la psicología social): las subvenciones al oso siempre un riesgo de fraude, y siempre sospechoso de ser una instancia de carne de cerdo-política de barril. Por otra parte, la mayoría son vistos como medidas en el tiempo de macroeconomía (o regional) de la recesión/depresión, donde la principal preocupación es la de impulsar el empleo.
Por otro lado, el salario mínimo no se trata de una tambaleante economía respecto de la actividad y el nivel de producción y/o de ingresos, sino sobre el fracaso del mercado en cuanto a la distribución de los ingresos. Los problemas de distribución están íntimamente ligados a cuestiones de equidad, y esto crea un apasionado agenda política, en ocasiones también la satisfacción de las expectativas del público para un "gobierno fuerte" que, "cuando los mercados creen injusta miseria", interviene "de manera decidida", imponiendo por decreto "lo que es justo" (o justa).