La razón principal por la que la oferta agregada a largo plazo es vertical es que, al final, la capacidad de producción de cada país es limitada. Al final siempre hay un número máximo de cosas que podemos producir (por supuesto, puede haber un crecimiento económico que amplíe nuestras posibilidades de producción, pero el LRAS viene dado básicamente por la frontera de posibilidades de producción, que en cada momento será finita).
Sin embargo, no existe tal restricción a la demanda de los ciudadanos. Uno de los supuestos básicos de la economía es la no saciedad. Más es siempre mejor que menos. Sin embargo, otro principio básico de la economía es que la utilidad marginal del consumo aumenta, pero a un ritmo decreciente. Es decir, más es siempre mejor, pero cuanto más se tiene de algo, menos valor tiene para el consumidor. Esto es lo que hace que la demanda sea decreciente en función del precio. La cuestión es que esto es válido tanto a corto como a largo plazo. No es que la gente no se sacie sólo a corto plazo, y tampoco es que la utilidad marginal del consumo aumente a un ritmo decreciente sólo a corto plazo.
Una curva de demanda vertical implicaría básicamente que los consumidores nunca querrían comprar más del producto agregado, lo que ciertamente no es cierto.
En resumen, el LRAS es vertical debido a las limitaciones físicas de nuestra producción. Llega un momento en que, independientemente del precio, no es posible producir más. Por ejemplo, un escritor sólo puede escribir un número determinado de horas al día, de modo que aunque alguien le ofreciera un millón de euros por hora, nunca podría trabajar más de 24 horas al día (y teniendo en cuenta que eso mataría a la persona, probablemente debería decir que no más de 18 horas como máximo), de modo que la oferta será en algún momento completamente vertical, dada la posibilidad de producción de la economía. Sin embargo, no existe tal restricción en la demanda de la gente. Las necesidades de la gente son infinitas y la gente siempre preferirá más a menos si el precio baja lo suficiente (ya que la utilidad no aumenta a un ritmo constante sino decreciente).