El término "transferencia bancaria" se refiere generalmente a cualquier mecanismo de transferencia electrónica de dinero. Eso incluye mecanismos como la SEPA. Pero en este contexto, se refiere principalmente a SWIFT. SWIFT funciona mediante el intercambio de órdenes de pago entre bancos asociados, hasta que el pago llega al banco del destinatario. Es algo parecido al enrutamiento de paquetes en Internet.
Aunque SWIFT es la norma para los pagos internacionales, es objeto de diversas críticas. Las comisiones son imprevisibles y elevadas, ya que cada banco intermediario quiere ser compensado. Las transferencias resultantes son lentas. En el pasado, la arquitectura de SWIFT ha permitido la injerencia de los gobiernos en las transacciones extranjeras, como la vigilancia y el bloqueo de las transferencias intracomunitarias por parte de Estados Unidos, o la aplicación de sanciones a otros países.
Por lo tanto, vemos varias alternativas para subsanar estas deficiencias.
- En la UE, la SEPA ha desplazado a SWIFT casi por completo, pero es muy comparable para los usuarios. Aunque la SEPA no es necesariamente de coste cero, las comisiones suelen ser insignificantes y siempre previsibles. La velocidad depende de la variante de la SEPA, y varía entre segundos y dos días.
- A nivel internacional, empresas privadas como Paypal y Transferwise ofrecen transferencias con una velocidad casi en tiempo real y precios algo más baratos que SWIFT.
- En el espacio criptográfico se han propuesto muchas soluciones. Bitcoin es en gran medida resistente a la censura, pero no puede ofrecer velocidades en tiempo real y es muy caro (tanto en tarifas directas como en externalidades). Ripple está diseñado más como un sustituto de SWIFT, pero adolece de su arquitectura casi centralizada.