En primer lugar, determine la carga de trabajo que le espera. ¿Tendrá que dejar su otro trabajo, ya sea por tiempo o por competencia? ¿Qué parte de tu negocio actual quedará subsumida en el de él, si es que hay alguna? Asegúrate de entender lo que quiere de ti. Si llegas a un acuerdo, ponlo por escrito y establece unas expectativas claras sobre lo que ocurrirá con tu negocio (por ejemplo, que continúe y no forme parte de tu asociación con el cliente). El hecho de que haya sido cliente de tu negocio actual puede difuminar las líneas.
En segundo lugar, si te unes a él, asegúrate de que hay una entidad comercial. Al trabajar juntos con ánimo de lucro, ya habréis formado una sociedad a efectos fiscales. Lo mejor es conseguir una entidad, tanto por la protección legal como por la claridad jurídica y contable. Las LLC son las más sencillas para las pequeñas empresas; las C corps son útiles si tienes muchas pérdidas tempranas y propietarios que no pueden usarlas personalmente, o si quieres estar bien formado para que sea fácil de consumir por un estratégico. La mayoría de los VC y los superángeles prefieren que todo el mundo sea una C directa. De nuevo, recuerde definir, según sea necesario, lo que está aportando para ser propietario y lo que está reteniendo (su negocio original, que para simplificar puede estar ya en una entidad). Como parte de este proceso, asegúrate de que define la tabla de topes y cualquier préstamo pendiente. La tía June y el primo Steve podrían pensar que los regalos que le hicieron eran préstamos o compras de capital; es mejor aclarar este asunto pronto, antes de que haya más dinero en él.
En tercer lugar, con respecto al precio, es una cuestión intensamente variable. Importa el aspecto de la tabla de capitalización, la antelación con la que te encuentras, el trabajo que ya ha hecho, el trabajo que queda por hacer y la rentabilidad que tendrá. Además, si lo haces, espera que te diluyan otros empleados, ángeles, VC, otros inversores, estrategas, etc. Por suerte, un mayor número de inversores suele indicar un pastel creciente, por lo que la dilución puede no ser en absoluto dolorosa. Pero aún así debería estar en tu horizonte. También tienes que tener en cuenta tu fe en la capacidad de tu posible socio para dirigir el negocio y ser un socio de confianza (para que no te toque Zuckerberg), y para comercializar el negocio y el producto entre los clientes y los inversores.
Si no le gustan las perspectivas, opte por el efectivo. Si te gusta el negocio pero quieres cubrirte, pide una indemnización más capital. Hay otros trucos que podrías utilizar para salir antes, como el rescate forzoso, pero probablemente tampoco servirían porque agriaría tu relación o el primer VC o ángel con conocimientos que aparezca querrá que renuncies a ese tipo de derecho.
Probablemente se reduzca a una cuestión básica de tu necesidad de dinero, su disposición a dejarte seguir trabajando fuera (esperemos que sea alta) y tu valoración de las perspectivas del negocio.