Una de las funciones de la compañía de títulos/abogado es coordinar todos los fondos durante la transacción. Calculan quién debe aportar qué, y de qué forma, y cómo deben distribuirse los fondos.
Como algunos números dependen de la fecha exacta de la liquidación (impuestos, pagos de la hipoteca, pagos iniciales) hay veces que te piden que lleves una chequera para cubrir algunos ajustes de última hora.
Normalmente, el grueso de los fondos se enviará desde una sola fuente. En el caso de que haya una hipoteca, sería el prestamista. Si no hay hipoteca, los fondos provienen del comprador.
Si el vendedor tiene una hipoteca, parte del dinero nunca tocará las manos del vendedor. Se enviará directamente a los prestamistas existentes.
Algunos fondos se destinan a abogados, agentes inmobiliarios y autoridades fiscales locales. Algunos fondos podrían ir a la compañía de seguros contra incendios, la compañía de tasación y la compañía de seguros de títulos.
El presupuesto inicial de estas cosas debería habérsele dado como parte del proceso de solicitud de la hipoteca. Si no te conceden una hipoteca, la compañía de títulos será la fuente de las estimaciones iniciales y los números finales, y la contabilidad.
Esperemos que la compañía de títulos no espere hasta el último segundo para decirme a dónde transferir una gran cantidad de dinero --- varios bancos en línea tardan entre 24 y 48 horas en procesar las transferencias.
Ellos deberían proporcionarle los números que necesita. Si tienes un requisito de x días para hacerles llegar el dinero, tienes que hacérselo saber. También tienes que asegurarte de que tu plan para transferir los fondos cumple con sus requisitos. Habla con ellos, les estás pagando por este servicio.
Según mi experiencia, aunque para ser sincero no he comprado ni vendido una casa en más de una década, no querría iniciar una transferencia de fondos antes de estar sentado en la mesa de liquidación final. Sé por experiencia propia que las fechas de liquidación pueden deslizarse. A veces, el deslizamiento es sólo un día o dos, otras veces todo el acuerdo se cae. Un comprador decidió que el momento perfecto para conseguir un coche nuevo era unos días antes de comprar mi casa. Se acabó el dinero en efectivo que se suponía que iban a poner sobre la mesa.
Un familiar mío perdió una casa porque una persona de una cadena de transacciones se dio cuenta de que no tendría suficiente dinero en efectivo para hacer su próxima compra. Recordaron mal el saldo de su hipoteca durante la negociación, y no se dieron cuenta de su error hasta el día de la liquidación. La situación tardó semanas en resolverse.